Entierro del conde de Orgaz
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Descripción
El tema de la composición se inspira en una leyenda piadosa del siglo XIV, según la cual los santo Agustín y Esteban intervinieron personalmente en el entierro del bienhechor Gonzalo Ruiz, conde de Orgaz.; Un ángel acompaña al cielo el alma del conde de Orgaz. Entre los santos que lo acogen e interceden por él está el Bautista (a la derecha) arrodillado y mirando a las alturas en las que resplandece la figura del Salvador.; En la zona inferior del cuadro aparece, en el fondo de las cabezas de los personajes notables presentes el prodigio, de espaldas, con el rostro vuelto y los ojos fijos en la altura, abiertas las manos, la figura de un eclesiástico identificado como Pedro Ruíz Durón, mayordomo de fábrica de la iglesia de Santo Tomé.; En el centro de la zona inferior, magnífico fragmento de la pintura, punto de apoyo del lienzo, en el que aparece con el rostro céreo el difunto sostenido por san Agustín con espléndidas vestiduras episcopales
El Greco: todas sus pinturas (1981) - ISBN 84-279-9100-2
El Cielo y la Tierra.
El misticismo toledano de la época influyó en un Greco que provenía de Venecia, donde la influencia del laicismo en las artes era ya algo patente. Este cuadro representa las dos dimensiones de la existencia humana: abajo la Tierra, la muerte, arriba el Cielo, la vida eterna. El Greco se lució plasmando en el cuadro lo que constituye el horizonte cristiano de la vida tras la muerte, iluminada por Jesucristo.
Son dos mundos claramente diferenciados por el estilo y el uso de la luz y el color. La luminosidad representada en la parte superior del cuadro refleja una clara influencia de la escuela veneciana en la pintura del Greco. Esta luminosidad contraste especialmente con la mitad inferior del cuadro; mitad que representa lo terrenal.
El Cielo, pintado al estilo de la tradición iconográfica oriental, se presenta lleno de la luz que mana de la figura central: Jesucristo. La Virgen María a su derecha y San Juan Bautista a su izquierda aparecen dentro del triángulo de luz que irradia, mientras que el resto de los personajes representados en la esfera celestial estarán más iluminados en la medida en que se sitúen más cerca de Jesucristo. Encontramos aquí también una gran abundancia de tonalidades: azules, rojos, verdes, ocres….
Por el contrario, en la esfera terrestre hay una ausencia casi total de luz; un mundo oscuro sólo iluminado por las seis teas enarboladas por algunos de los personajes asistentes al entierro. Del mismo modo destaca la ausencia del color que queda ceñido casi exclusivamente al uso de negros y grises. Sólo existe una nota discordante respecto a todo lo descrito: las dos figuras que sostienen al difunto: San Esteban y San Agustín, vestidos con dalmática en dorado y rojo (símbolo del martirio) y mitra y casulla doradas, respectivamente.
Con este modo de iluminar la escena, El Greco consigue no sólo hacernos ver las diferencias entre un mundo y otro, diferencias sólo salvables por medio de la Cruz, único camino de unión entre ambos como representa la cruz que está a la derecha, sino llamar nuestra atención principalmente hacia el Cielo y no hacia la Tierra, según el pensamiento cristiano en el que la meta es Cristo.
El Greco eligió el estilo de la escuela flamenca, muy sobrio y realista, para transmitir el espíritu religioso de la época en la parte terrenal del cuadro. A través de los rostros de los personajes, todos ellos nobles contemporáneos suyos, el Greco representa de diversa forma la actitud del hombre hacia la muerte: unos meditando, otros llorando, otros comentando entre sí el acontecimiento. Finalmente otros se dan cuenta del milagro, cuando sube el cuerpo a la Gloria.
Hay un especial esmero por representar a estos personajes siempre con la indumentaria de la época y ésta siempre representando el rango social de cada personaje. Así, el señor de Orgaz está ataviado con armadura de caballero castellano. Al igual, la nobleza y el clero según su época.
En la casulla de San Esteban se pueden apreciar las influencias de pintores como Tiziano, en la pincelada suelta y el color rojo. En otros detalles de la casulla, como la representación del martirio, se aprecian influencias de los estudios de anatomía de Miguel Ángel.
Creación
1586-1588 Creación
Materias / iconografía
Medidas
460 x 360 cm
Inscripciones
-
Firmado
Historial
1586-1588 Creación
1672
Debido principalmente a que no se ha movido de su emplazamiento original, el cuadro goza de un excelente estado de conservación.
En 1672 tuvo una primera limpieza.
1975
A mediados del s. XIX se encontraba un tanto descuidado, colgado sin ningún tipo de sujeción en la parte baja, corrigiéndose poco después con una enmarcación adecuada.
En 1943 se constata que sigue gozando de una conservación adecuada, si bien se observa que el cuadro amarillea en todos sus colores debido a un barniz no del todo transparente.
Posteriormente no consta ninguna mención al mal estado de conservación del lienzo, si bien algunas críticas referidas a la iluminación y al estado de la iglesia de Santo Tomé fueron convenientemente corregidas como ahora se puede observar.
En 1975, tras un concienzudo estudio científico, se acometió una notable restauración realizada por el ICROA. Además, unido a este proceso, fue desmontado de su emplazamiento original y dispuesto en el lugar que ahora se puede contemplar. Fue entonces cuando, definitivamente, se separó la estancia que ocupa la visita al cuadro del templo, mediante una separación definitiva, eliminando unas cortinas que simplemente diferenciaban las dos estancias y que impedían el culto con las visitas a la obra.